Son variadas las técnicas a las que recurre el Hombre para intentar predecir acontecimientos futuros o dar explicación a hechos determinados, así como se utilizan diferentes métodos y objetos con el fin de consultar sobre situaciones venideras o hacer preguntas, otras disciplinas se enfocan a dilucidar mensajes que naturalmente llegan a través del mundo inconsciente o el espíritu. De esta manera la oniromancia es el método o arte que busca interpretar y dar un significado a los sueños que, según esta práctica dan respuesta a interrogantes y presagian sucesos que van a acontecer.
La capacidad que se le otorga a los sueños como predictores, es una creencia milenaria que se remonta a civilizaciones antiguas como los egipcios, babilonios o chinos, entre otros, que le supieron dar un lugar muy destacado, confiando en sus mensajes a la hora de tomar decisiones y que incluso ha llegado a influir de manera significativa en acontecimientos históricos. Estas culturas tomaban los sueños como señales de los dioses, de modo de advertir sobre algún hecho y aconsejar qué camino debían tomar.
En la actualidad se acepta que los sueños tienen cierta simbología, aunque también se relaciona directamente con las funciones cerebrales y el ordenamiento de la mente durante el descanso, si bien estas actividades facilitarían el esclarecimiento de circunstancias vividas y podría ayudar en gran forma al surgimiento de nuevas ideas y respuesta a problemas. Popularmente algunos símbolos concretos pueden relacionarse con mensajes directos, ya sea objetos, animales o situaciones, no obstante estos significados deben tomarse como algo de cada persona, y a veces extrapolarlos no es lo más efectivo.
La oniromancia expresa que los sueños son mensajes personalizados que el espíritu intenta enviar a la parte consciente y al cuerpo físico, de allí la importancia de una correcta interpretación. Una forma de realizarlo es escribir en una libreta todas aquellas cosas que se recuerden de lo soñado, preferiblemente a la mañana, procurando colocar todos los detalles posibles, y hacerlo cada día. Una o dos semanas después se debe volver a leer, con el objetivo de relacionar estos símbolos con los acontecimientos de la vida diaria, y dar sentido a los mismos.
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