La sabiduría y tradición de diferentes pueblos, sobre todo de aquellos que tienen una rica historia se ha sabido canalizar con el tiempo y aprender sobre esas vivencias. Una de las muestras de ello son sus diversas artes adivinatorias que surgieron desde hace siglos y que al día de hoy pueden ser consultadas, ofreciendo respuestas concretas o una orientación de la situación por la que se atraviesa.
La etnia gitana, con su experiencia histórica y el intercambio de tradiciones con otros pueblos con los que ha tenido contacto gracias a su emigración por varias tierras, tiene su propio tarot, el que a su vez se ha inspirado en el de Marsella para adaptarlo a sus propias creencias, costumbres e idiosincrasia. Se trata de 78 naipes que se dividen en 56 Arcanos Mayores y 22 Arcanos Menores, los primeros además están divididos en cuatro palos de 14 naipes cada uno. Se utiliza para conocer diferentes aspectos de la vida de una persona, tanto sea en las relaciones personales, el dinero, trabajo o salud.
Se considera a algunas de las cartas como positivas y a otras como negativas; en el primer grupo se podría mencionar aquella que indica la realización de un viaje esperado, la llegada del amor, un buen trabajo o la abundancia material; dentro de las negativas se podría situar una ruptura amorosa, pérdida de un empleo u otras malas noticias. Otros naipes indican acciones un tanto neutras, que dependen de la tirada general, como ciertos pensamientos, un juicio, o una esperanza. El tarot gitano no constituye un método concretamente predictivo, sino que es una ayuda para orientar al consultante y brindarle otro punto de vista que esclarezca sus posibilidades y sea una herramienta para afrontar las diferentes alternativas.
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